El uso de las cartas digitales en los establecimientos de restauración no es algo nuevo, aunque ha pasado de ser un avance tecnológico y un servicio más para los comensales, a una necesidad prácticamente absoluta debido a la situación de pandemia. Incluso parece ser que llegará a ser obligatorio en algunos lugares dependiendo de la situación epidemiológica.
Una carta digital tiene que ser un buen sustituto de la carta tradicional aportando mejoras, pero nunca inconvenientes.
Una de las primeras preguntas que se hacen los establecimientos de hostelería es contratar el desarrollo de una aplicación para albergar su carta digital. Lo que en un principio parece ser una buena solución, se puede convertir en un calvario dado su alto coste de realización y su caro mantenimiento, no solamente en el mes a mes, sino en las actualizaciones constantes de los sistemas operativos de las dos principales plataformas: iOS de Apple y Android de Google.
La principal ventaja que, en principio, tiene una aplicación nativa son las notificaciones, pero para que estas sean efectivas se tienen que cumplir dos condiciones imprescindibles:
Que el cliente, harto de tantas aplicaciones y con poco espacio en el dispositivo, no la desinstale.
Que si decide mantener la aplicación, olvidada en medio de cientos de aplicaciones de su móvil, le haya dado los permisos necesarios para recibir las notificaciones oportunas.
Las aplicaciones pueden llegar a ser fantásticas, pero no para una carta digital. Éstas deben ser más livianas, ágiles y no requerir espacio en los móviles de los clientes. Además, muchos clientes visitan restaurantes una única vez, por ejemplo un turista desplazado por vacaciones, y no va a molestarse en descargar la app del restaurante.
Por ello, en Recafy apostamos por cartas digitales QR sin instalar aplicación, autogestionables en tiempo real por medio de un panel de gestión y sin depender de terceros, sin complicaciones para el establecimiento y fácil de usar por el cliente, dónde prime la usabilidad, la compatibilidad y la claridad.